Una característica distintiva de Gibraltar es la red de pasajes subterráneos o galerías que posee.
El más antiguo de ellos fue excavado hacia finales de los cuatro años de asedío que se extendieron entre 1779-1783. El General Elliot,
posteriormente nombrado Lord Heathfield, quien fue el comandante inglés
durante el sitio, estaba ansioso de poder disparar sobre las baterías
españolas, ubicadas en la planicie debajo de la cara norte del peñón.
Siguiendo una sugerencia del sargento Ince de los Royal Engineers
se excavó un túnel desde un punto ubicado sobre la batería de Willis
para comunicarlo con el Notch, una saliente natural de la cara norte, en
la que se propuso montar una batería. Inicialmente no existía la
intención de realizar aberturas fortificadas en este túnel, pero se vio
la necesidad de realizar una abertura para la ventilación, y en cuanto
se realizó la abertura se decidió colocar en ella un cañón. Al finalizar
el sitio, se habían construido seis de estos emplazamientos, en los
cuales se habían instalado cuatro cañones.
Las galerías, que se muestran a los visitantes, son un desarrollo
posterior basado en la misma idea y se completaron en 1797. Las mismas
consisten en un sistema de recintos, fortificaciones, y pasadizos, con
una longitud total de unos 300 metros, y desde ellas es posible tener
vistas panorámicas de la bahía de Gibraltar, el istmo, y España.